Ana Rivera Nahrwold es más bien conocida como Anita o CiudadanaB, que es el nombre de su proyecto personal a través del cual se ha dedicado a realizar difusión sobre temas de sustentabilidad alimentaria en Chile hace ya casi 10 años.
Nació en Santiago, pero se crió muy ligada al sur de Chile; en un campo familiar ubicado entre Villarrica y Loncoche, donde están sus primeros recuerdos y vivencias ligados al mundo de la alimentación consciente y el cultivo local de alimentos. Actualmente vivo en Valdivia junto a su pareja y su hija y lleva adelante una empresa llamada “Bosque Frío”, a través de la cual desarrolla proyectos y crea contenido ligado a estilos de vida sustentable.
A Anita le apasiona el buen vivir y el ser parte de una comunidad que ama y respeta su territorio: “Me apasiona poder conocer de dónde viene lo que como, quién hace las prendas que me pongo, y cómo potenciar esas relaciones virtuosas para que todos puedan disfrutar de ese buen vivir, que para mi no es más que una vida tranquila, sana, en conexión con la naturaleza y las personas que queremos”, comenta Rivera.
EL INICIO
“CiudadanaB surgió cuando volví a Chile después de 6 años viviendo en Inglaterra y acá me encontré con un abismo en temas alimentarios en relación a lo que había sido mi vida en UK. En mis años en Londres me metí mucho en el tema de la alimentación consciente, desde la perspectiva del yoga, el ayurveda, el veganismo y el vegetarianismo, y luego también a través del movimiento por la sustentabilidad alimentaria y la producción local. Allá ese orgullo del producto local y los pequeños mercados orgánicos era increíble y poco a poco me fui metiendo en esos circuitos y entendiendo la importancia de entender de dónde vienen los alimentos que estamos comprando, cuál es el proceso que tuvo que ocurrir para que ese alimento llegue a mi mesa, y los impactos a nivel ambiental, social y de salud personal. Cuando volví a Chile, en 2012 no había nada de eso y fue una decepción muy grande tener que volver atrás, a depender de supermercados y largas cadenas industriales de producción de alimentos y no tener mucha alternativa al respecto” comenta la creadora de CiudadanaB, que partió por aquel entonces con un blog como una forma de difundir estos nuevos conceptos y de ir contando sus descubrimientos a otras personas que también estuvieran en la misma búsqueda, o con las mismas inquietudes que ella.
“La verdad es que ha sido un camino muy rico e interesante de recorrer; en estos casi 10 años que han pasado desde entonces, las cosas han cambiado muchísimo en Chile, y hoy la realidad alimentaria es mucho más diversa que en esa época, y me alegra mucho haber podido contribuir de alguna manera también en esa transformación.”
Anita trabajó junto a una chef en un proyecto que se denominó BFOODS, en donde ofrecían un servicio de catering saludable y con sentido, pero al poco andar se dio cuenta que faltaba mucha educación todavía para que se pudiera valorar todo lo que había detrás de una propuesta como la de su empresa, entendiendo de dónde venían los ingredientes, la importancia de comer orgánico y estacional, etc. “Entonces empecé a escribir al respecto en el blog y fui dejando de lado la parte más del catering para enfocarme en educar y motivar a otras personas a aprender más sobre estos temas; a atreverse a cocinar con ingredientes nuevos; a comer menos carne; a preguntarse de dónde venían sus alimentos y mostrar dónde podían comprar productos locales y más sustentables. En definitiva, la motivación fue ayudar a otros a salir de esta lógica de consumidores pasivos, y pasar a ser ciudadanos más activos en la búsqueda de alternativas que tuvieran impacto positivo a la hora de alimentarnos, incluyendo el lado B de bueno que tiene la vida. Así que a partir de esa reflexión es que surge el cambio de nombre a CiudadanaB y desde entonces es mi sello.”
En todos estos años de trabajo varios han sido los hitos que marcaron a esta emprendedora sustentable y todos de alguna manera están relacionados con la profesionalización de lo que comenzó como un hobby en 2012: “A medida que fui explorando el tema en Chile, me di cuenta que había muy poca información y que nadie estaba hablando sobre sustentabilidad alimentaria hace 10 años, por lo que inevitablemente este interés se fue entrelazando con mi trabajo en el área de la gestión de proyectos y poco a poco me fui especializando en este tema a nivel laboral. Y en ese sentido, dentro de los hitos más importantes puedo destacar el trabajo con productores locales, que me han abierto las puertas de sus campos para conocerlos y han confiado en mí para poder contar sus historias; también un estudio que hice sobre sustentabilidad en la cadena de la carne bovina en Chile junto a ODEPA y ProChile el año 2016 que me amplió las perspectivas de entendimiento del mercado de la carne nacional. Una asesoría maravillosa el año 2017, en las etapas iniciales de las tiendas Fork que tuvo por objetivo abordar el desarrollo de proveedores alimentarios sustentables en Chile; y por supuesto la publicación de mi libro La Cosecha el año 2020, la primera guía de productores locales de Chile para aprender a comer de manera justa, diversa y sustentable del desierto a la Patagonia.”

HACIA ADELANTE
“El último tiempo he estado trabajando mucho en temas de desperdicio alimentario a nivel latinoamericano, a través de varios proyectos para FAO que hemos desarrollado en conjunto con la Corporación Actuemos de Chile. Eso me ha tenido muy entretenida y ocupada y justo estos días estamos cerrando uno de los últimos. Por otro lado, para este año tengo el proyecto de sacar una segunda versión del libro La Cosecha, que incluya más productores y ojalá ampliando el ámbito geográfico para abarcar desde Arica a Punta Arenas. La versión que sacamos el año pasado tiene 40 productores desde el Valle del Limarí a Puerto Guadal en Aysen, pero sé que hay muchos más que vale la pena incorporar. Y también mi idea es poder sacar la versión impresa, ya que la del año pasado fue un ebook, que lo pensamos así para que fuera más accesible y fácil de distribuir en pandemia, pero también sabemos que hay muchas personas que les gusta la experiencia del libro físico, así que espero que este 2021 lo podamos concretar.”
Como para todos, este último año ha traído cambios potentes y consultada sobre como ha sido para Anita, nos respondió: “¡Intenso y muy desafiante! Justo nos cambiamos a vivir a Valdivia en Enero del 2020 y estábamos en pleno proceso de adaptarnos a un nuevo lugar, a armar redes y empezar a conocer más del territorio, cuando hubo que encerrarse y dejar de ver gente. Ha sido un año solitario, de compartir mucho en familia y reinventarse, pero dentro de todo siento que hemos sido afortunados y nuestra realidad es bastante amable; vivimos rodeados de naturaleza, nunca nos ha faltado comida ni abrigo y estamos todos sanos. Por suerte como consultora independiente yo ya llevaba muchos años en modo teletrabajo, por lo que eso no fue un gran tema, pero sí fue tener que hacerlo en paralelo a criar a una pequeña de casi 2 años (hoy) y sin apoyo. El 2020 fue un año caracterizado por una fuerza guerrera de supervivencia que no sabía que existía en mí, pero que también hizo que fluyera mucha creatividad. El resultado de eso fue el libro La Cosecha, y también el podcast La Naturaleza del Cambio que hicimos con mi pareja. No sé si me da para sostener otro año igual, así que espero que este 2021 sea más equilibrado, aunque siga la pandemia.”

¿SALUDABLES Y SUSTENTABLES?
Estamos en pleno cambio y constantes procesos, por lo que le consultamos a CiudadanaB si cree que en general los chilenos estamos encaminados hacia una vida más saludable y sustentable y su respuesta fue contundente: “La verdad, no. Ha habido avances, sin duda, pero aún es un tema muy muy de nicho y eso no se nos puede olvidar. Las redes sociales son engañosas, porque nos dan una falsa sensación de que todo el mundo es vegano, yogui, etc. o que ya nadie come gluten, lactosa, productos refinados, etc. Sin embargo, más allá de una pequeña elite económica que tiene acceso a comprar ese tipo de productos, la realidad país es bastante aterradora. Un estudio reciente (Mapa de la Obesidad en Chile, Lenz Consultores, 2021) reveló que una de cada tres personas en Chile vive con obesidad, y que esa cifra incluso puede llegar a casi el 50% de la población en las regiones del sur del país entre Araucanía y Aysén. Somos el segundo país más obeso de América Latina después de México, incluso desplazando a Estados Unidos en esta materia, por lo que si miramos la foto macro, no, no estamos encaminados hacia una vida más saludable y sustentable; todo lo contrario, porque además la pandemia ha acentuado aún más ese tema con la poca movilidad y la ansiedad que ha significado para muchas personas el encierro, y ni hablar de la falta de recursos a los que muchas familias se han tenido que enfrentar para poder comprar comida de calidad.”
En este punto, es preciso entender por dónde se puede empezar ese camino y según Anita es una tarea titánica: “Creo que es un problema que se debe abordar de manera multifactorial, desde todos los frentes, pero entendiendo las diferentes realidades que se viven en el país. No es lo mismo comunicar y educar en estos temas a una señora dueña de casa que tiene 5 lucas al día para alimentar a una familia de cuatro personas, que a un ejecutivo soltero, exitoso, que pide todo por delivery desde su departamento de Vitacura, o a un adulto mayor que vive en una comuna rural y no tiene buen acceso a internet u otras tecnologías; el mensaje TIENE que ser diferenciado para que logre mover la aguja. Creo que es demasiado importante crear nichos de comercialización más locales, descentralizar el abastecimiento y potenciar los territorios para hacerlos más resilientes y accesibles. La crisis social del 2019 y la pandemia actual lo han demostrado y tenemos que aprender de estas experiencias para las demás crisis que están por venir. También creo que las políticas públicas en materia de barreras a la venta de productos ultra procesados y nocivos para la salud deberían ser mucho más duras, y en esto incluyo el tema de la regulación a la industria alimentaria a través de sellos, impuestos a las bebidas y el azúcar, etc, pero se que para cualquier gobierno es políticamente incorrecto hacerse cargo de esa tarea. Y finalmente creo que hay que apagar la tele y cuestionar la publicidad y el marketing que nos hace creer que el éxito radica en el modelo de vida y consumismo actual que tenemos; para mí ahí está la raíz de todos los problemas que actualmente padecemos como sociedad. Como dije, es una tarea titánica si lo pensamos a nivel global, pero también podemos empezar por nosotros mismos, con lo que tenemos al alcance, cuestionando el sistema, cambiando un elemento de nuestra rutina a la vez y enseñándole a nuestros hijos otras formas más sencillas de vivir.”
Instagram: @ciudadanaB