¿Crees estar lista/o para llevar una vida con menos plástico?

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Posiblemente tu respuesta sea no, pero si tu respuesta es sí, MARAVILLOSO. Nunca antes en toda la historia de la humanidad fue tan necesario tomar acción de esta situación.

En apenas 200 años, este material ha ocupado todos los rincones de la Tierra, aplicado en incontables formatos y productos. Surgió en un momento de la revolución industrial que hizo posible la fabricación de bienes más baratos para toda la población mundial y de fácil elaboración para la industria. Esta tan metido este material en nuestra vida que encontramos el plásticos en todo. Envases de comida, cosmética, zapatos, ropa, juguetes, compuestos industriales, autos, aviones, material médico y así podríamos mencionar millones de áreas en nuestras vidas.

¿Y porque es urgente que bajemos la cantidad de plástico que compramos?

Al ritmo de consumo actual que llevamos se dice que para el 2030 los mares y océanos de nuestro planeta tendrán una tonelada de plásticos por cada 3 toneladas de peces y para el 2050 será superior al peso de todos los peces del planeta. Estos son los datos que se publican en el estudio de la nueva economía de los plásticos, presentado en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.

¿Y porque podría estar pasando esto?

Básicamente por que los plásticos o polímeros provenientes del petróleo tardan entre 100 a 1000 años en descomponerse, es un material de descomposición muy lenta y a largo plazo. Por ejemplo una botella plástica tarda hasta 500 años en desintegrarse y este tiempo se prolonga a 1000 años si está enterrada. Compramos plásticos sin darnos cuenta como una activada muy normal, casi todos los alimentos en el supermercado vienen envueltos en bolsas o envases plásticos, que luego tiramos muchas veces a la basura sin cuestionarnos hasta donde realmente llegará y sin siquiera pensar que se demorara en degradar más años de los que tú y yo viviremos.

Tan metido está el plástico en nuestra vida que un estudio reciente (publicado en la revista Exposure & Health) señala que en promedio una persona podría ingerir 5 gramos de plástico cada semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito. Y si ya todos sabemos que comer sal excesivamente nos podría ocasionar hipertensión en un futuro, imagina lo que debe ser comer 250gr de plástico al año.

Sé que quizás toda esta información puede sonar abrumadora. Pero créeme que es muy importante saberla, es el primer paso para comenzar a hacer cambios, una vez que cuentas con la información es más difícil luego hacer vista gorda. Lo mejor de esto es que estamos a tiempo de darle un vuelco con pequeñas acciones. En la actualidad para cada producto plástico existe una alternativa más sustentable por la que podemos optar.

Por ejemplo, la esponja plástica amarilla para lavar los platos se degrada en 150 años y hay alternativas naturales y compostables. La primera es la Luffa, vegetal con el que podemos lavar la loza, degrada en 1 mes. Si quisieras algo muy similar a la tradicional, existen una alternativa compostable hecha a base de celulosa y fibra de coco que se degrada en 6 meses.

Quizás te preguntas: ¿Por qué evitarlo y no reciclarlo?

Claro que todo el plástico que compremos y usemos debemos separarlo para llevarlo a un punto limpio y este pueda ser reciclado, pero la realidad mundial es que del 100% de plástico que consumimos solo el 14% es recolectado para reciclaje y sólo el 5% se termina reciclando (estudio realizado por Ellen Mac Arthur “La nueva economía del plástico”). Por ejemplo la esponja amarilla no se puede reciclar.

Pronto quisiera ahondar en las alternativas que tenemos para remplazar cada uno de los productos plásticos que hay en el mercado por alguno de origen natural, reutilizable o compostable. Pero hoy te quiero invitar a que evitemos los plásticos, porque no hay mejor residuo que el que no se genera.

Un abrazo grande.

Stepha.