Ilustración por @kipper_art (Rafael Angulo) – Texto: Un Puertovarino.
¿Cómo va ese verano? Puerto Varas colmado de turistas, familias, grupos de amigos y hasta solitarios recorren las calles de la ciudad y cuanto paseo y excursión haya. Tras tanto tiempo de encierro, era de esperar que la gente salga de vacaciones con más ganas que nunca.
Eso sí, con tanta gente circulando en la zona; el caos también dice presente. Infinitos tacos (especialmente en las entradas de la ciudad y en la Ruta 225 camino a Ensenada), largas filas en restaurantes y tiendas, pillar un estacionamiento se vuelve casi una misión imposible y a ello se le suma el ya tradicional problema de la recolección de residuos y la mantención de las áreas verdes, entre otros tantos. Como puertovarino, cada año me hago la misma pregunta: si ya saben de estos aconteceres: ¿Cuándo tomarán reales medidas para acaparar de mejor manera estos ítems? Desde que tengo memoria, siempre las cosas se hacen sobre la marcha; con una pila de quejas de l@s vecin@s de por medio y con un triste espectáculo que lo sufrimos quienes vivimos aquí y quienes nos visitan ¿Cuándo aprenderemos?
El tema de las actividades de verano – como todos los años – también ha sido controversial: esta vez la queja fue (además de su realización como tal por el creciente aumento de contagios covid) que la grilla programática era “fome”, que los artistas elegidos no eran del gusto de la mayoría, que faltaron propuestas para los más jóvenes, entre otros. En fin, que tooodos estén conformes es muy difícil, creo que el desafío para el municipio y organizadores es saber escuchar, interpretar la voz de los puertovarinos y buscar un equilibrio.
Por otro lado, pienso en todas esas festividades típicas de la ciudad: el Festival del Café, El Día del Kuchen, la semana Puertovarina (aunque dejó de llamarse así hace un tiempo), la Fiesta de la Cerveza organizada por Bomberos y tantas otras… como el Festival de la Lluvia en el mes de junio.
Ojalá, post pandemia puedan retomarse… a veces solo faltan voluntades y encontrar los “comos”. Al fin y al cabo, las tradiciones forman parte de nuestra historia y de lo que somos.
Aún con tanta cosa, me despediré de esta reflexión con un mensaje positivo: si sabe que no encontrará estacionamiento; deje el auto en casa y camine. Si no quiere estar horas en el tacto de Ensenada; salga más temprano y regrese más tarde. Si le cargan las filas en los restaurantes, ármese de paciencia y lea un libro o admire el paisaje mientras espera. Si no quiere generar tanta basura en su casa; recicle y haga compost, es una buena forma de reducir el volumen y además hace un bien al planeta y por último, cuente hasta 100 y respire, que la vida es una y estamos aquí para disfrutarla.