Texto por: Seba Schirmer L. – Ilustración: Kipper Art (Rafael Angulo)
Llega octubre y la esperanza de que saldremos de esta. Las calles (no tan) vacías se han hecho una constante y resaltan un problema parcialmente invisibilizado: los perros callejeros. Este no es un problema único a Puerto Varas, sino que es algo común a todo Latinoamérica. Lamentablemente nuestra mentalidad recién está cambiando a una de responsabilidad por los animales domésticos.
Desde tiempos inmemoriales, cuando nuestros antepasados eran cazadores nómadas, los perros se hicieron parte de la tribu en una simbiosis que hasta el día de hoy nos beneficia mutuamente. Después, al hacernos sedentarios, aparecieron los gatos. Tanto perros como gatos los hemos llevado con nosotros adonde vayamos, como parte integral de la cultura humana, pero al irse convirtiendo las villas en ciudades los animales domésticos, especialmente los perros, pasaron a convertirse en un problema. Un problema no por ellos mismos, sino porque los humanos no se hacen responsables de ellos.
Medidas básicas como esterilizarlos son cosas relativamente modernas, que recién en los últimos años se ha hecho algo compulsivo. Ni hablar del maltrato animal y la tenencia responsable. Lamentablemente es muy común que la gente abandone perros porque son viejos, por camadas no deseadas (producto de la irresponsabilidad al no esterilizar a machos y hembras), o porque se mudan a un lugar más pequeño.
Esta es una clara muestra de la falta total de responsabilidad que exhiben muchos ciudadanos, y quienes sufren las consecuencias son esos amigos de pelo sucio, cola rizada y raza indeterminada que nos siguen por las calles moviéndonos la cola, demostrando una amistad que trasciende miles de generaciones. Cuantas veces volvía de carretes nocturnos y desde el centro me seguían pequeños amigos, a quienes no pude negar un poco a de agua y algo para comer. El CVM hace lo que puede por inculcar una cultura de tenencia responsable y ONGs como la Agrupación Pro-Animalista de Puerto Varas o la Agrupación Animalista de Nueva Braunau se desviven (literalmente) por recatar y dar un trato más digno a perros y gatos abandonados. Yo aportó mi granito de arena por ayudarlos, con tres adoptados y continuas donaciones, pero falta mucho y de muchos para tener una ciudad amable para todas las especies.