Por: Cronopia en Flor – IG @crisalidacuentera – www.crisalidacuentera.cl
Ilustraciones: Javier González Peranchuay – IG @arte_en_breve
Con la latencia del dolor en mi cuerpo me vine del trabajo más temprano de lo habitual. Afuera el cielo está por llorar y yo por llover.
-Hay una pulsión soterrada en el ambiente de que en cualquier minuto la situación va a estallar – reporté hace unos días a mis superiores en Santiago. Manejo rumbo a casa y las nubes ya no se contienen, se desbordan entregándose al sentimiento … No, espera. Esa soy yo. ¿Por qué si ellas no se pueden contener yo lo tengo hacer? Yo lloro. Afuera llueve. Por estar atenta al llanto y al dolor que supura de mi cuerpo pierdo el control del auto, afortunadamente freno y logro evadir lo que pudo haber sido un accidente. -Parece que si estoy estresada- pienso. Cada tanto la sombra de la finita existencia toma forma y se presenta a mi lado recordándome su esencia.
¡Me duele! Por Dios que me duele …Nunca había experimentado algo así, pero si había visto a un otro sufrir ese padecimiento. Ahora su dolor era el mío y a su vez reflota otro dolor que creí superado, pero que según siento parece estar arraigado en mi alma.
Comienzo a sentir mis pies fríos, reparando que tengo mis calcetines mojados. Voy ahora a mis 9 u 8 años, también ahí tengo los calcetines mojados y en casa mi mamá ha preparado chocolate caliente esperando mi llegada del colegio. Mi papá cambiará mis calcetines por unos calientitos y me preparará tostadas con mantequilla . Lloro ahora al unísono con la lluvia, lloro por mi malestar de Colon, lloro porque quisiera llegar a casa, cambiarme los calcetines y ponerme a jugar en pijama con mis muñecas. Ojalá siga lloviendo mañana así no voy a colegio y me quedo con mi papá viendo la teleserie brasileña de las 3 … ¡¡¡Por favor Diosito que siga lloviendo!!! Antes de bajarme del auto, lo reconozco y verbalizo. Tengo miedo, estoy cansada y necesito cobijo. La pulsión soterrada que hace dos días informé, era la mía. Y quien estaba a punto de reventar era yo. Decidida a darme el cobijo que necesitaba ideé un acto psico mágico. Si este no resultaré, probablemente mis dolores serán peores, mas confío en lo que mi luz me muestra y me entregó con fe a que esto me aliviará .
Caliento la leche, busco chocolate amargo, canela en rama y cascaritas de naranjas. Mientras se alienan mezclando sus aromas y sabores yo hago lo mismo con mis recuerdos, chocolate que sabe a tarde acurrucada viendo monitos, chocolate del café Utopía después de mis clases de francés. Chocolate de alivio para contarle a mi mamá que estaba embarazada.
A punto de hervir mi pócima, comienzo a preparar mi pan tostado con mantequilla -¿Lo quieres así o más tostado ? –
-No papá, no más tostado, la mantequilla más liquida –
-¿Te lo comes aquí o en tu cama ?–en mi cama po´ papá …pero ponme pijama antes de que se enfríe por fa –
Dejando bajo el umbral de mi puerta las preocupaciones y responsabilidades de adulta, me sumerjo en mi cama calientita, tomo mi chocolate y saboreo cada bocado de mi pan tostado untado en mantequilla. Me abandono ahora a la nada y que me lleve la levedad si así lo quiere.
– ¿Puedes quedarte hasta que me duerma? –
– Aquí me quedaré –
No sé si sueño o estoy despierta, todo es suave, blando, la sábana me acaricia como haciéndome un arrurú. El malestar de mi cuerpo es soluble en el bálsamo de mis recuerdos. Debo estar durmiendo, la realidad nunca ha tenido tanta suavidad.
– Si aún mañana te duele la guatita puedes quedarte conmigo en casa. Solo si duele –
– ya no duele papá, ya no (me) dueles-