¿Estamos solos en el universo?: Objetos Voladores aún sin identificar

Por: Agustín Oyarzún Velásquez, Profesor de Lenguaje y Comunicación /Investigador Paranormal

IG @paranormal_austral

Al hablar de ovnis, casi inmediatamente pensamos en Estados Unidos; en este sentido, el incidente de Roswell, Nuevo México, en 1947, y la existencia del Área 51 en Nevada – y los mitos en torno a esta –, solo acrecientan este pensamiento. Es más, el cine nos ha vendido durante años la idea de que, de existir un contacto o invasión, sería, precisamente, en ese país; de este modo, el fenómeno se siente como algo lejano, y tal vez incluso, ajeno.

Sin embargo, Chile cuenta con sus propios casos: el incidente de Paihuano, en la región de Coquimbo en 1998 – conocido como “el Roswell chileno” –; los paracaidistas de Maipú, también en 1998; la famosa isla Friendship – que se ubicaría en los fiordos australes –; y como no, la bullada abducción del cabo Armando Valdés en plena pampa nortina en 1977, son, por nombrar, algunos casos nacionales. Estos mismos han llegado a ser comentados por la prensa extranjera, sobre todo lo vivido por el cabo Valdés, quien, con el tiempo, pasó de relatar una sorprendente abducción, a una confusa historia donde se desdice y niega algunos sucesos.

Sabemos, y tenemos claro, que en nuestra larga y angosta faja de tierra abundan historias relacionadas al fenómeno, y nuestra región cuenta algunos bastante interesantes. En 1965, en el balneario Pelluco, en Puerto Montt, un objeto impactó cerca de una casa durante una madrugada de fines de julio. Los testigos señalaron que era de color violáceo, y que, tras unos minutos, el objeto se elevó y desapareció. Este hecho fue cubierto por los diarios de la época, atrayendo incluso – según algunos relatos populares – visitantes extranjeros, quienes tomaron muestras del suelo y fotografías del lugar. Cabe señalar que este suceso apareció en el extinto programa “OVNI” (1999-2000) de TVN, en el capítulo “El triángulo de Última Esperanza” – disponible en YouTube –, y también en el libro “Lo extraño es nuestro” (2016), del escritor puertomontino Wladimir Soto Cárcamo.

Años después, en 1988, cuando el vuelo LAN 045 se aprestaba a aterrizar en la losa del aeropuerto El Tepual de Puerto Montt, un extraño objeto luminoso fue avistado de frente por el piloto, quien inmediatamente informó a la torre de control sobre “un avión en dirección de colisión próxima.” Desde esta le indicaron que el radar no mostraba tal aeronave y mucho menos se había informado sobre ella, sin embargo, el piloto aseguraba tenerla justo enfrente, debiendo incluso realizar maniobras evasivas. El audio de esta conversación puede encontrarse en YouTube, con una muy buena recreación computarizada, con el nombre de “OVNI avistado en Chile desde Avión – LAN 045”.

Tan solo unos meses después, este mismo objeto, al parecer, visitó la localidad de Peime – ubicada entre Maullín y Carelmapu –, durante aproximadamente diez días. La historia aparece en el libro de Juan Castillo “OVNIS, Los mejores testigos” (2013), en donde los involucrados – algunos a quienes tengo la suerte de conocer y haber entrevistado – narran como un gran objeto luminoso llegaba a posarse durante las noches a un terreno próximo, impregnando sus huellas en el pasto. El Diario Austral de Puerto Montt (1987-1993) cubrió la noticia durante los diez días, llegando incluso a pernoctar en el lugar. Así, lograron avistar al objeto en cuestión, mas, inexplicablemente, tanto su automóvil como sus cámaras dejaron de funcionar en ese instante, sin poderlo registrar. Asimismo, prensa española también hizo eco del acontecimiento. En YouTube, puede encontrar un video al respecto hecho por mí, titulado “Peime: un encuentro cercano del segundo tipo.”

El lago Llanquihue es otra fuente de avistamientos recurrentes, en este caso, de osnis – Objetos Submarinos No Identificados –. En Puerto Octay, en el año 1982, un pescador de nombre Baldovino Vargas y su hijo de 14 años desaparecieron misteriosamente; cuatro años antes, este habría mencionado a su familia haber visto un extraño objeto con forma de huevo emergiendo del lago. Solo se encontró su bote, con extrañas marcas de quemaduras. En 1992, una delegación de turistas italianos afirmó haber visto un “submarino” llegar hasta la ribera del lago, para desaparecer a gran velocidad en la profundidad de las aguas. Y así, muchos otros casos más en Osorno, Río Negro, Trafún, el Lago Rupanco, la isla de Chiloé, Cascadas, Crucero, Puerto Varas; sin ir tan atrás, durante la erupción del volcán Calbuco en 2015, numerosos testigos afirmaron ver objetos sobrevolando el cráter y la fumarola del mismo.

En este punto, debo señalar que el fenómeno ovni no es sinónimo de seres extraterrestres, aunque así se ha popularizado a lo largo de los años. El acrónimo hace referencia a cualquier objeto volador que nos resulte desconocido, ya sea porque se trata de tecnología avanzada – como sucedió y sigue sucediendo con los drones – o porque las condiciones de visibilidad o efectos ópticos hacen complejo el reconocimiento e identificación de lo que se ve, y finalmente, se registra. En muchos casos eso sí, se ha logrado determinar qué fue lo avistado, sin embargo, hay muchos otros que siguen en la incógnita, como los mencionados antes. Cabe destacar que la teoría respecto a si los ovnis provienen de otros planetas no es la única, hay quienes señalan que se trata de humanos del futuro que han logrado viajar al pasado, de seres intraterrestres, de viajeros de otras dimensiones, de experimentos secretos de los gobiernos, etc.

Los avistamientos siempre han existido, inclusive pueden encontrarse registros visuales en pinturas de la antigüedad, donde es más que notorio la presencia de objetos voladores surcando los cielos. Todos alguna vez hemos oído una historia al respecto, y podemos creerlas o no, no obstante, cuando existe evidencia, documentación, registros visuales y testimonios que coinciden, es cuando debemos comenzar a estar más atentos a nuestros cielos, lagos y mares, y, aunque no lo parezca tanto, a los aeropuertos: “si alguna vez quieres ver ovnis, no hay mejor opción que ser controlador de tráfico aéreo”. Y esta no es una frase que me haya inventado, es algo que me dijo una persona estudiosa del fenómeno ovni, y que, por muchos años, se desempeñó en esta labor, logrando ver varias naves desconocidas.

Probablemente algún día sabremos qué son realmente los ovnis, por mientras, cada uno es libre de creer y adherir a una de las tantas hipótesis al respecto; es improbable que seamos los únicos en el universo, y las historias que se cuentan de avistamientos, abducciones y demases, no pueden ser simples inventos y maquinaciones de gente sin algo mejor que hacer, para nada es así. Si quiere consultar los casos que fueron mencionados, en la fanpage de “Paranormal Austral” encontrará un álbum llamado “Archivos ovnis en la Décima Región”, con las notas realizadas por los diarios Austral de Puerto Montt y El Llanquihue.

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