Jaime Bustos es protagonista de una historia digna de Hollywood, que incluye lecciones de superación personal y familiar e invita a no bajar los brazos ante las dificultades de la vida.
“Mi sueño era ser actor y director de cine, pero como mi enfermedad me lo impidió, un día me dije que si no podía serlo, aunque sea podría intentar ser guionista y ver si había alguna posibilidad de entrar en el mundo del cine escribiendo guiones, pero para eso tenía que aprender. Investigué mucho en internet y leí varios ejemplos y un manual y fue entonces que decidí escribir un guión con una historia juvenil, entretenida, aventurera, que se pudiera hacer con bajo presupuesto y la llamé ´Perros Bravos´. Cuando ya tuve listo el guión lo registré y busqué a un productor que se pudiera interesar en mi película. Tuve varios interesados, pero el último fue el más serio y decidido. Tuvimos una reunión en Santiago -yo acompañado de mi madre ya que ella está conmigo en todo momento- y el productor me explicó bien cómo era hacer una película, de lo complejo que resultaba y de que yo tenía que asumir las responsabilidades porque era el de la idea. Al final me arrepentí de hacerla porque el proceso de realización era muy complejo por mi enfermedad, así que decidí no seguir adelante con la idea. Preferí cuidar mi propia seguridad que es mejor. Igual estoy feliz de haber tenido esa reunión con aquel productor que tenía el serio interés en hacer mi película porque eso quiso decir que estaba haciendo las cosas bien. Después decidí transformar la historia en una novela, debido a que me di cuenta que era mucho mejor para mí dedicarme a la literatura. Y comencé a leer muchas novelas de diferentes escritores para conocer los distintos estilos de narrativa. El proceso de la escritura fue largo porque quise dejar la historia mucho mejor de lo que era en el guión. Poco a poco iba perfeccionándola, hasta que decidí que ya estaba lista para publicarla”.
La novela se titula “Perros Bravos” y trata sobre tres jóvenes amigos (Sebastián, Daniel y Gonzalo) que se apodan como Dóberman, Pitbull y Quilterrier. Pasean y dan vueltas por Viña del Mar en temporada de verano hasta que conocen a tres hermosas chicas e intentan enamorarlas. Tras grandes esfuerzos lo logran.
Quien describe con lujo de detalles el proceso creativo de escritura de un guión y luego reconvertido en una novela es Jaime Bustos, un escritor independiente chileno. Pero no es un escritor más. Es una persona con capacidades diferentes, o más bien, con supercapacidades que, aún con serias limitaciones (sordera, limitación visual y sin equilibrio estable para caminar) no le impidió reconvertir sus sueños de vida y llenarlos a cabo. Lo que se llama en la jerga de los negocios “pivotear”. Es decir que no abandonó toda voluntad de lucha y esfuerzo ante el primer escollo que la vida le puso delante, por el contrario, se apalancó en las graves dificultades motoras y sensoriales con las que aprendió a convivir ya desde pequeño e hizo de sus debilidades una de las causas de su fortaleza mental y psicológica. Aplicó entonces en su vida cotidiana el principio de la primera ley de la termodinámica, que establece que “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Es decir, utilizó lo negativo para transformarlo en cosas y actitudes positivas.

Jaime nació el 13 de noviembre del año 1979 en Santiago y es el cuarto hijo de un matrimonio. A los 7 años de edad, fue diagnosticado con Neuropatía Atrófica de Leber, una enfermedad que afecta a la visión, audición y al equilibrio.
La pregunta entonces cae por sentido común: ¿Cómo hace Bustos para escribir y comunicarse con su entorno cuando no escribe?
Pues bien, el escritor usa un computador de escritorio con una pantalla de 19 pulgadas y un viejo teclado del año 98. “Es perfecto para poder trabajar bien, es blanco y sus teclas son suaves y cómodas. Los teclados negros no me sirven. Para leer en la pantalla agrando las fuentes, tamaños de letras y de las páginas a un tamaño suficiente para poder ver y leer bien. Mi familia se comunica conmigo utilizando el alfabeto de la lengua de señas y frases cortas en gestos. Ellos son maravillosos. Tenemos unos excelentes padres que nos han dado una gran educación a mis hermanos y a mí. Ellos han luchado toda la vida por nosotros. Son todo para mí”.
Dentro de su casa, Jaime se moviliza en su silla de ruedas de computación y para salir a la calle, utiliza silla de ruedas.
Las energías de este joven no cesan y tiene otros sueños por cumplir: “A parte de querer publicar mi libro con una editorial, siempre ha soñado con conocer Francia, así que deseo algún día llevar a mi madre a ese país. Sueño con conocer Los Ángeles, USA, ya que es la ciudad del cine. Conocer a uno de mis actores y escritores favoritos. Conocer a mi ídolo del fútbol que es Zinedine Zidane. A él le tengo escrita una canción que es como la biografía de su vida, pero aún no la tengo registrada ni tampoco sé cómo hacérsela llegar y por último, tener un jeep rojo”

Sus gustos dentro de la literatura son clásicos mundiales: Drácula, de Bram Stocker; El Padrino, de Mario Puzo; Bajo la misma estrella, de John Green: “y todas las novelas de Megan Maxell”. Mientras que sus escritores favoritos son consagrados hace ya varias décadas como el Premio Nobel Mario Vargas Llosa; además de Megan Maxwell y Jhon Grreen.
Con todo este bagaje cultural, claro, no es de extrañarse que esté preparando una nueva novela y un libro de cuentos. Pero por ahora, está abocado a la comercialización de “Perros Bravos”. Su obra se encuentra en formato digital en la librería virtual de Lulu.com vale US$5,00 ($3.000 CLP) y se puede adquirir con tarjeta de crédito o con PayPal. También se la puede adquirir directamente con Jaime, a través de sus redes sociales.
Vale aclarar que Jaime vive en Chillán hace 12 años junto a sus padres, en un tranquilo sector rural – aunque asegura que extraña mucho Santiago – donde pasó mayor parte de su vida y estudió; primero en un colegio especial y luego en uno “normal” donde con mucho esfuerzo terminó sus estudios y siempre fue muy halagado por sus capacidades y tesón.

Este escritor lidió con numerosos problemas de salud, pero no todas fueron pálidas, según el mismo comenta: “Recuerdo que en el año 97 mi madre y yo pertenecíamos a la corporación de sordos/ciegos o personas en situación de discapacidad visual y auditiva de Chile llamada Corpaliv. Esta corporación decidió nombrarme líder de los sordos/ciegos chilenos, ya que me encontraban muy inteligente y con una buena personalidad. Y tuve la oportunidad de ir a Colombia junto a mi madre, como mi intérprete de señas, al congreso Latinoamericano y Mundial organización por la institución llamada Poscal. Allá conocí a mucha gente diferente y distintos métodos de comunicación, como por ejemplo, recuerdo a una uruguaya que era sorda/ciega, y era profesora de braile, sabia escribir en vidente y para comunicarse, colocaba la mano en la garganta de las personas y al hablarle, con su tacto entendía todo lo que le decían. En el fondo fue una experiencia maravillosa. También recuerdo que con un grupo de amigos íbamos a visitar hogares de abuelos para compartir con ellos. Era emocionante porque sus familias los dejaban allí y después nunca más los iban a visitar. Yo les levaba pósters de chicas en topless para alegrarles la vida… Además, recuerdo que mis padres y yo, en el año 94, conocimos a Don Pedro Carcuro cuando trabajaba en la radio Chilena. Conversamos con él y fue muy amable. Él me hizo el contacto con un periodista de la radio para que fuera a conocer a los jugadores de Universidad Católica, que es el equipo de fútbol que me gusta. El periodista nos llevó a mi madre y a mí al estadio San Carlos de Apoquindo. Yo estaba feliz de conocer a los jugadores como a Mario Lepe, Néstor Gorosito, el Charly Vázquez, Nelson Tapia y todos los demás. Me saqué fotos con cada uno de ellos.”

La pandemia también afectó fuertemente a Jaime y su familia: “Desde el verano pasado que mis padres y yo no vemos a mis hermanos, sobrinos y familia, porque todos ellos se encuentran en Santiago. Es una pena no estar cerca ni de poder compartir con ellos. Esta pandemia nos tiene mal a todos. Como yo tuve neumonía, que es similar al Coronavirus, sé lo que se sufre. Entonces si la gente no quiere pasar por lo mismo tiene que cuidar su salud” comentó.
Jaime Bustos es la prueba – como muchas más personas con capacidades diferentes – que aún con dificultades motoras, los sueños pueden cumplirse, a base de fe y perseverancia.
Facebook: Jaime Bustos Escritor
Instagram y Twitter: @JaimeBustosOf
jaimebustospalma@hotmail.com
