Junio 2019: Reflexiones del Puertovarino a Pie

Texto por Seba  Schirmer –   Ilustración: Andrés Zurita Quintana

El sur tiene ciertos elementos característicos que nos hace, a pesar de ser de una misma nación, diferentes a las gentes de otras ciudades. La costumbre a la lluvia y otras inclemencias del tiempo, las grandes distancias, la falta de elementos y servicios, la naturaleza siempreverde, los lagos y ríos que nos rodean y, entre estas cosas, nuestros perros. La gran mayoría de los hogares del sur tiene uno o más perros que, tal como sus dueños, soportan las inclemencias de este clima y disfrutan de sus maravillas naturales. Incluso antes de la llegada de los españoles ya existían canidos domésticos derivados del zorro culpeo que acompañaban a los primeros admiradores de esta tierra.

Hoy tengo dos perros, los cuales saco a pasear todos los días y por ellos he conocido cada perro que habita en el barrio. Debo hacer notar que los perros son animales de costumbres, les encanta hacer todos los días el mismo trayecto y oler las mismas cosas, ladrarles a los mismos perros. Así, ladrido a ladrido, olfateo a olfateo fui conociendo los perros del barrio. Confieso que conozco más nombres de vecinos caninos que de vecinos humanos, de hecho, en muchas casas solo sé el nombre de sus ocupantes cuadrúpedos. En mis deambulaciones a pie, camino a la oficina, la casa u otras partes que frecuento, siempre están los mismos perros, a los cuales saludo y llamo cada día, a la misma hora. El perro que siempre me saluda (y espera) en Andrés Bello, el que siempre ladra a los autos en Augusta Schwerter, el que espera la verde para cruzar en Colon, los que me saludan vuelta a la casa y sobre todos mis perros que esperan impacientes mi vuelta. Otros ya se han ido, como aquellos simpáticos en San Ignacio o el que movía la cabeza y la cola en Línea Vieja, pero siempre los recordare como parte de la ciudad, simpáticos amigos en la ciudad.

Los perros son los compañeros fieles del puertovarino, han estado con nosotros desde tiempos inmemoriales, en los toldos chonos, en las rucas veliches, con los aventureros españoles y los esforzados colonos alemanes y seguirán estado con nosotros. Puertovarinos, cuiden a sus perros, cuiden a sus compañeros y guardianes, que el día que los olvidemos dios no quiera que nos olviden. Y ese día perderíamos parte de los que nos hace humanos.