La Autoestima, por Lorena Basualdo

Por: Lorena Basualdo González

Psicóloga Educacional

IG @lorena_dbg

¡Me encanta como salgo en esta foto!, ¡No me gusta cómo se me ve el pelo! Son estas las expresiones que realizamos a diario y que van construyendo nuestra autoestima. Algo similar ocurre con los niños, niñas y adolescentes (NNA) sólo que, en vez de autocriticarse, muchas veces reciben las críticas de sus pares o incluso de su familia. Para aclarar más sobre este tema, es necesario hacer la diferenciación entre auto concepto y autoestima, ya que nos permitirá entender mejor cómo funciona nuestra mente y cómo influye la opinión de los demás en la idea que tenemos como nuestra identidad. El auto concepto es la imagen que se tiene de uno mismo y que muchas veces es expresada sin problemas frente a los amigos, familiares o compañeros de trabajo; éste fija las bases de nuestras apreciaciones de una manera más declarativa y se puede comunicar a terceras personas: ‘sí, soy sensible o a veces un poco orgullosa, por ejemplo’. Dicho de otro modo, está relacionado con una serie de conceptos que hemos construido con una idea del “yo soy así”. En cambio, la autoestima tiene relación con la valoración subjetiva y personal a partir de los distintos aspectos que conforman el auto concepto, y que nosotros mismo hemos verbalizado. Además, tiene componentes emocionales que son difíciles de expresar, pues deja en evidencia la forma en cómo nos juzgamos; fundamentado en el juicio de valor acerca de lo que valgo como ser humano. Es por eso que cuando nos preguntan cómo se encuentra nuestra autoestima, a veces da pudor responder ya que, de cierta manera, nos desnuda frente a los demás, pudiendo ser la declaración más sincera y profunda de nuestras valoraciones personales.

Por tal razón, forjar una buena autoestima durante el desarrollo personal es fundamental, ya que es aquí donde se asientan las bases generales de nuestras valoraciones personales. Durante la primera infancia (0 a 3 años),  niños y niñas cuentan con una elevada autoestima y esto se debe, principalmente, a que las percepciones de sí mismos son positivamente irrealistas.  Sin embargo, durante la adolescencia la autoestima tiende a disminuir por todo lo que se experimenta: apreciaciones negativas sobre el cuerpo, conflictos amorosos o expectativas del futuro. Durante la adultez, ésta tiende a aumentar por diversos factores: ascenso de cargos en el trabajo, reconocimientos, desafíos cumplidos. En cambio, ya entrando a la vejez, la autoestima podría disminuir debido a las sensaciones de soledad, abandono y duelos. Ahora bien, si hemos desarrollado una elevada autoestima a lo largo de nuestra vida, con auto conceptos positivos de sí mismos, es muy posible que estas sensaciones no se intensifiquen más de lo habitual y logremos que nuestra autoestima se encuentre sólida. En este sentido, procuraremos que a los NNA se les brinde un ambiente familiar sano, con amor, contención, escucha activa, o estímulos que fortalezcan las emociones y conductas idóneas ya que, de ser así, es muy posible que a lo largo de sus vidas logren desarrollar una adecuada autoestima y, por consiguiente, presenten mejores capacidades para enfrentar desafíos, adquirir nuevas habilidades y autonomía.  Los NNA con una alta autoestima suelen ser más empáticos y asertivos en su vida diaria, con facilidades para adquirir aprendizajes y con mayores habilidades creativas. Son niños que se quieren, se respetan y valoran y, en consecuencia, logran amar y respetar a los demás como algo natural.  En definitiva, esta labor de fortalecerlos en su autoestima es sólo nuestra. Cualquier persona que cumpla el rol de cuidar (padres, profesores o hermanos mayores), debe instar a los NNA a ser personas fuertes, sin emitir juicios despreciativos (eres inútil) o tampoco generalizar (todo te sale mal); transmitirles que son buenos en lo que hacen, que tienen capacidad de realizar cosas positivas. No olvidemos también, que las aprobaciones o críticas deben ir dirigidas hacia la conducta y nunca a su persona. Se debe tener extremo cuidado en la forma cómo nos comunicamos, cómo corregimos, criticamos y reforzamos en los diferentes contextos, sobre todo en el núcleo familiar, ya que ellos formarán sus bases, su seguridad y sus autoevaluaciones en la reacción de su entorno más cercano: la familia.