Maternar en tiempos de exitismo

Nuestra columnista la Dra. Marcela Gallo F. nos trae una nueva entrega, más que interesante.  / Ig @marcelasexologa

Llevo un par de meses sin escribir… Hace 1 mes nació mi segunda hija y los meses previos al parto viví un sin número de emociones y pre-ocupaciones que me mantuvieron desconectada de cualquier otra cosa que no fuera la maternidad, mis plantas y la casa. En los limitados momentos en que me cuestionaba lo poco que estaba haciendo en pro de mi carrera profesional, se presentaba temerosamente el miedo a ese “vacío curricular” que algún día (hipotéticamente) podría ser cuestionado en entrevistas laborales futuras. Pensé mucho en otras madres y en cómo <sobre>vivimos en una sociedad que de hecho nos necesita para su supervivencia, pero en la cual no parecemos ser las protagonistas. La forma en que vivimos actualmente no sólo no nos facilita la maternidad y la crianza, sino que también, nos la complica. Habiendo tenido ya una experiencia previa (mi otra hija tiene 2 años) procuré estar preparada para algunas situaciones que sabía que vendrían y que previamente acentuaron la angustia con la que compartí la gran felicidad de convertirme en madre. Esperé con miedo el cálculo de mi licencia pre y postnatal, coordiné con mucha antelación el cuidado de mi hija durante el parto (agradeciendo la disponibilidad y cercanía de mi madre, sin duda un privilegio), organizamos que mi esposo tuviera 1 mes de acompañamiento post parto entre vacaciones, administrativos y el paupérrimo postnatal de 5 días, cocinamos y congelamos comida, preparamos camas extras,  entre otras cosas. 

Hoy mi hija ya tiene 1 mes y un par de días, y ya estoy organizando mi retorno laboral. De los 168 días de postnatal, van más de 30 y se siente como un reloj de cuenta regresiva ¿qué haré con los cuidados de la pequeña cuando se acabe? ¿Cómo coordino con el jardín de la más grande? ¿Dónde encuentro un trabajo que me permita los traslados de ambas y sus cuidados de media jornada? ¿Tendré que acudir a uno de jornada completa? ¿Quiero que mis hijas estén todo el día al cuidado de otra persona?  ¿Y qué hago si se enferman?  ¿Y si las cuido yo, cómo hago más ingresos económicos?Tic, tac, tic, tac, tic, tac… así se siente en mi cabeza que no para de pensar, haciendo planes y analizando opciones, mientras cambio pañales, preparo la comida a una y ofrezco el pecho a la otra, lavo dientes y encías, cambio a ropas limpias, entretengo y doy cariño, curo heridas, explico dudas, leo cuentos, invento actividades, llevo al médico, hago compras, cocino, ordeno y limpio, además de la coordinación de tareas y compromisos que aparecen a diario… y vuelvo siempre al mismo cuestionamiento que otros parecen no cuestionarse ¿si vuelvo al trabajar de forma remunerada, entonces quién seguirá haciendo todo este trabajo? La respuesta parece obvia,  lamentablemente, las madres no tenemos muchas opciones…