Momentos… eso es la vida

Que el pasado, no perjudique tu presente….    Por: Milagros Rojas  IG @prof.milagrosrojas

La vida se compone de momentos, algunos pasan desapercibidos porque se diluyen con la cotidianidad. Otros parecen destacarse porque nos dan alegría, satisfacción o, por el contrario, porque nos sacan de nuestro centro causando angustia, miedo o tal vez mucha rabia. Nadie está ajeno a experimentarlos, lo importante es cómo los vivimos y cuánto tiempo permanecemos en ellos.

 

No somos iguales

Las experiencias vividas tienen un significado particular para cada individuo, incluso tratándose de la misma situación, porque somos emocionalmente diferentes.  La manera cómo entendemos, sentimos y reaccionamos frente a lo que nos sucede está relacionado con nuestro mundo interno. Las creencias acerca del porqué de ciertos acontecimientos también pueden influir. El karma, la suerte o tal vez justicia divina, pueden ser mencionados a la hora de justificar una experiencia.

El tiempo que evocamos esos momentos también es diferente para cada persona. Es común quedarse poco en los buenos momentos y engancharse en los eventos desagradables por días enteros, meses e incluso por años. El problema de esto último es que mientras permanecemos en ellos, podemos opacar nuestro presente. Entonces, ¿Qué hacemos con estos momentos?

 

Estar atentos y ser responsables

Todo lo que sucede viene a dejarnos un mensaje o una lección para nuestro crecimiento personal. Obviamente que eso no se entiende tan fácilmente, sobre todo, si nos enfrentamos a situaciones difíciles. Nos embarcamos en una lucha por resolver lo que nos molesta, haciéndose sumamente agotador, especialmente, cuando no tenemos claro hasta dónde podemos o debemos alcanzar.

Existen situaciones que se escapan de nosotros. No podemos o no nos corresponde resolverlas, por lo tanto, por respeto a nosotros mismos y a los demás, es conveniente mantenernos al margen.  Otras definitivamente, nos involucra y es nuestro deber accionar en pro de su resolución.  Entonces, ubicar asertivamente las responsabilidades de cada uno de los protagonistas en los acontecimientos, tal vez tenga que ver con un trabajo personal que nos ayude a dejar a un lado el deseo de controlarlo todo, o el de querer tener siempre la razón. Si avanzamos en este sentido, sería un buen comienzo, para que sin duda podamos disfrutar y aprender aún más de la vida.

Por último, no perdamos de vista que la vida es una sola y tiene tiempo de caducidad. Aprovechemos y agradezcamos al máximo cada instante con la intención de que sea el mejor. En cuanto a las dificultades que enfrentamos, también seamos agradecidos, pues tal vez son las necesarias para hacernos reflexionar, descubrir nuevas capacidades y ojalá para modelar en nosotros un mejor ser humano.