Por: Milagros Rojas – IG @prof.milagrosrojas
Las estaciones son periodos de tiempo que se diferencian por sus manifestaciones climáticas, duración de los períodos de luz y oscuridad y el comportamiento de los seres vivos. En los seres humanos causan un efecto en su emocionalidad. No nos sentimos iguales frente a un sol radiante que en un día nublado, frío y con mucha lluvia. Definitivamente se producen cambios físicos y químicos en nuestro cuerpo que de alguna manera pueden influir en la forma como nos sentimos. Sin embargo, el efecto que causan no es determinante de nuestra condición emocional, e independientemente de la estación que esté atravesando el punto del planeta donde habitamos, nuestras emociones pueden estar en alguna de las otras tres estaciones.
Las cuatro estaciones de nuestras emociones
Tenemos épocas de baja productividad, donde a pesar de esforzarnos y poner lo mejor de nosotros, no quedamos satisfechos con los resultados obtenidos. Es un período en que pareciera que todo lo vemos en tonos de grises. Sentimos cansancio y como les sucede a los árboles en otoño, es como si viéramos caer nuestras propias hojas.
También solemos pasar nuestro invierno. En este período, nos invade la tristeza o la añoranza. Generalmente se instala en nosotros cuando experimentamos situaciones que de alguna manera relacionamos con el pasado. La mente se pasea por todas las experiencias vividas, y aunque quisiéramos que todos los recuerdos fueran agradables, algunos no lo son. Sin embargo, evocar situaciones complejas o dolorosas podría ser el primer paso para decidir hacer lo necesario y cambiar lo que sentimos. Esto permitirá sanar antiguas heridas emocionales y obtener de ellas un aprendizaje.
Cuando comenzamos a sentirnos con el deseo de vivir nuevas experiencias y darnos con ellas la oportunidad para ser y hacer lo que deseamos, hemos llegado a nuestra primavera. Es una época de renovación como la que experimentan las plantas exhibiendo una nueva, colorida y alegre floración. Es posible que esta estación se viva en paralelo con el verano o se confunda con él. Emocionalmente nos vamos acercando al verano cuando le ponemos mucha energía a nuestro día, sentimos una satisfacción especial por lo que hacemos y andamos llenos de entusiasmo.
Comparar nuestros estados emocionales con las estaciones tal vez suene absurdo. Pero piénsenlo solo un poco, seguro que logran ubicar sus cuatro estaciones.
Las estaciones de nuestras emociones no se pueden predecir
Estar en una o en otra estación, es algo que no podemos calcular o controlar todo el tiempo. La vida se va presentando y como ya se ha dicho, una buena parte de los cálculos, deseos o proyectos se pueden alejar de lo esperado y darle un vuelco al camino que teníamos planeado.
Sería ideal permanecer emocionalmente en primavera o en verano, pero seguro que en algún momento el otoño o el invierno, nos acompañará. No temamos atravesarlos, estos tiempos nos pondrán frente a la necesidad de detenernos, dejando al descubierto una oportunidad para la reflexión. Ojalá que cada vez que los vivamos, podamos conectarnos cada vez más con nosotros mismos, y así reconocer lo que necesitamos y merecemos para alcanzar nuestra paz.
La primavera del espíritu florece en invierno
Antonio Porchia