Onces Bellavista: Casi 40 años de tradición

¿Vamos a las Onces Bellavista? – Siiiii!!! – es la respuesta de casi todos los que conocen este lugar emplazado camino a Ensenada, con una vista privilegiada y con una propuesta que dejará a todos satisfechos.

Si bien el proyecto familiar de la familia (descendientes de los primeros colonos alemanes de la zona) partió en los años 70, las onces comenzaron a funcionar en 1983; primero como hospedaje con desayuno y luego – por las mismas necesidades de los clientes – se agregó el servicio de onces alemanas. El éxito no tardó en llegar y hoy en día son un clásico de la zona.

“Lo que más rescatan nuestros clientes es la atención de los propios dueños y el trato más hogareño, cercano. Tenemos la suerte de ver pasar generaciones tras generaciones de clientes en nuestro local y la relación con ellos es familiar, al igual que el trato de nuestro personal con ellos” comenta Michael Weisser Ricke.

Sin duda alguna, otra de las grandes cualidades por las cuales los visitantes quedan fascinados es el espacio, ya que los niños pueden disfrutar seguros en un ambiente campestre junto a los animales y juegos que hay en el lugar.

Y por supuesto, la tradicional once, que consta de: una porción de kuchen, porción de torta, té, café, chocolate caliente, leche, pan casero, queso, salame, quesillo, pasta de salmón, pasta de huevo, pasta americana, mermeladas y crema. Todos los productos se preparan el mismo día; empiezan a las 7 de la mañana para recibir a los clientes a partir de las 16 y hasta las 20 hrs o hasta agotar stock (sábados, domingos y festivos)

Como toda historia, el crecimiento de las Onces Bellavista fue paulatino: “Esta empresa comenzó con mis abuelos, mi padre y su hermano. Empezaron atendiendo muy poca gente que circulaba en esos años, cuando esta zona no era muy conocida turísticamente, y cada vez fue subiendo la cantidad de clientes; lo que los obligó a crecer en infraestructura y personal. Los primeros clientes del hospedaje (que por aquel entonces se quedaban por asuntos de trabajo) luego al tener las cabañas y el salón de té, hicieron de este; su lugar de vacaciones y algunos aun nos visitan desde el año 83…” comenta Michael.

Vale mencionar que el personal que trabaja allí es su totalidad es gente de la zona y que también han pasado varias generaciones en el lugar.

Michael y su familia coinciden que los visitantes quedan impactados con el paisaje y les gusta mucho salir a recorrer el campo: “Ver la sala de ordeña que nos abastece para los productos que servimos en el salón de té, las personas que se hospedan en nuestras cabañas también tienen acceso a las plantaciones de frutales, el contacto con los animales que en su mayoría andan libres, y claro las onces que para muchas familias de la zona son un paseo que lo tienen contemplado cada cierto tiempo.”


Además agregan: “Los animales que tenemos en este momento son casi todos los que se encuentran en un campo o granja tradicional, mas las conocidas llamas que al tener tanto contacto con los clientes ya están totalmente domesticadas; incluso algunas se dejan acariciar estando 100% libres. Lamentablemente bajó mucho nuestra cantidad de animales, debido a que hemos sufrido constantes ataques de perros asilvestrados, haciéndonos desaparecer el plantel de ciervos gamos que teníamos además de emús, alpacas, pavos reales y chivos (es un problema cada vez más recurrente) que nos dificulta poder tener mas animales como nos gusta a nosotros y a nuestros clientes; que es en libertad para que interactúen de forma más natural.”

Como muchos saben, las Onces han tenido muchas visitas de personas del ámbito de la tv, políticos, ex presidentes, etc pero más de uno debe recordar que desde el año 91 tenían como mascota a un puma; la famosa “Chiquita”. El mismo Michael Weisser se crió con ella desde los 6 años: “Pasó a ser mi gato, muchas personas pudieron disfrutar con ese majestuoso animal y poder acariciarlo. Recuerdo perfecto las caras de satisfacción de la gente cuando lograban acariciarla o jugar con ella. La tuvimos desde cachorra, cuando apenas tenía un par de meses, se la encontró en un bosque del campo, a punto de morir, asique la criamos en la casa y se fue quedando y quedando… hasta el año 2005 que decidimos liberarla. Luego de eso, nos visitó un par de veces.”

Dirección: Camino a Ensenada km 34,2 (Ruta 225) – Puerto Varas

Celular (WhatsApp): +56 9 8880 6181
reservas@oncesbellavista.cl

www.oncesbellavista.cl