Por: Milagros Rojas – IG @prof.milagrosrojas
«No hay fragilidad más grande que la que esconden las personas fuertes» Letizia Ribechini
El 2020 sin duda alguna ha resultado un año muy particular, la mayoría de la gente lo caracterizaría de difícil y yo lo llamaría inédito. Dentro de las posibilidades seguimos reinventándonos en una realidad cargada de mucha incertidumbre, vamos más lentos pero no nos detenemos. Pareciera que en nuestro andar diéramos “pasos” con cuidado como si lleváramos un objeto delicado al que hay que proteger y evitar que se quiebre. Si lo pensamos bien, este año ha desnudado nuestra fragilidad.
La fragilidad es una característica presente en todos los seres vivos y por consiguiente en los seres humanos. Desde que nacemos somos vulnerables a múltiples factores que pueden poner en riesgo nuestra integridad física y nuestra existencia. Sin embargo, a diferencia del resto de los seres vivos poseemos la racionalidad y la conciencia que nos permiten reforzar, desde la acción voluntaria, nuestra capacidad adaptativa creando estrategias para la supervivencia.
Cada ser humano posee una fragilidad particular o la ha experimentado en algún área de su vida: frágil de salud, en sus emociones o inclusive en lo económico o material. Sin embargo, pasaría desapercibido si no lo expresa o manifiesta de alguna manera. Actualmente, con la pandemia, la humanidad entera está viviendo y mostrando su fragilidad.
¿Qué podemos hacer con nuestra fragilidad?
Carlos Fraga, docente y motivador expresa que el concepto de fragilidad en nosotros debe cambiar su connotación y entender que ser frágiles no implica necesariamente que seamos débiles. Por el contrario la fragilidad puede sacar de nosotros una gran fortaleza y lo hemos demostrado: frente a esta adversidad que estamos atravesando y que ojalá pronto termine, nos hemos mantenido de pie.
«La fragilidad no sólo nos califica como humanos sino que nos pone del lado del cuidado y al estar del lado del cuidado, estamos del lado del amor». (1)
No hemos sido entrenados ni educados para reconocer la fragilidad de nuestro ser interior (nuestra mente), pero todos los acontecimientos que hoy nos rodean están actuando como motores para iniciar un cambio de paradigmas y una transformación.
El ser humano necesita reconocerse como ser frágil para que siendo parte de la naturaleza, recupere su capacidad para auto protegerse, para cuidarse. Cuando aprendamos a detectar nuestras áreas frágiles las trataremos con más cuidado.
En estos momentos ese cuidado se ha dirigido a nuestra salud física. Hemos buscado y puesto en práctica las estrategias y herramientas para no infectarnos con el virus y enfermarnos, pero no debemos olvidarnos de nuestra salud mental. El confinamiento y la incertidumbre han provocado en muchas personas estrés, ansiedad y depresión afectando la calidad de su vida y la de sus familiares.
La pandemia nos ha puesto el escenario perfecto para que nos detengamos e iniciemos un trabajo personal que nos permita aprender a reconocer, expresar y canalizar nuestras emociones. Esto supondrá un beneficio para nuestra salud mental, nos ayudará a equilibrarnos, a entendernos mejor y lograr un contacto íntimo con nuestra naturaleza.
- Fraga Carlos. Descubrir nuestra fragilidad. 23 de abril de 2020. Consultado el 28 de octubre de 2020. [11:29]. Disponible en: https://www.youtube.com/c/CARLOSFRAGAOFICIAL