Memorias de una santiaguina viviendo en el sur de Chile…. / IG @santiaguinaperdidaenelsur
Mi papá decía que las ovejas eran unos de los animales de granja más tontos y que si una se tiraba por un acantilado todas morirían igual…
Todo empezó en el agosto eterno que duro como 80 días; además fue un mes triste porque San Pedro recibió a nuestro gallo mamón. Para mi marido fue más triste aun “porque la comida no se desperdicia” y hubo que hacerle una ceremonia privada de funeral porque aún no me animo a decirle a las niñas. Mi marido soñaba con unas empanaditas de gallo, una cazuela o un asado con esos tremendos tutos que tenía… así que sentía que decepcionaba a sus antepasados por enterrar al gallo. Luego de eso, me invitó a que nos quitáramos la pena y yo dije -Ahora si el “pampeao”!- Y no… a trabajar en el huerto toda la mañana. Yo adoro las plantas, pero mi hernia lumbar odia hacer esfuerzo.
El mes terminó con noticias muy alegres: las ovejitas empezaron a tener a sus bebés , los cuales por cierto son hermosos y esponjosos. Mi marido, como buen sureño y parrillero sabe que no es una buena idea tener a las ovejas cerca del camino y menos en el mes de los asados cerca… así que cerró las pasadas. Hasta ahí todo normal, el problema es que si esto fuera un partido; ellas irían ganando 6 -0. Buscan una y otra forma para pasar a comer “ese pasto”, no otro. Les gusta ese de ése sector y empujan puertas, cercos, ramas, cables etc. Hacen misiones comando, cuerpo tierra, se pasan por debajo del alambre, juntan fuerza ovejuna, mueven los palos…. Hay que reconocer que son bien inteligentes los bichitos, pero para mi marido ya es un combate personal. Debo reconocer que es chistoso ver como se esmera por cerrarle todas las entradas y en la mañana estén echaditas comiendo junto a sus bebes frente a nuestra ventana, como sacando pica.
Así que papá, empíricamente puedo decir que ni un mullidito pelo tienen de tontas, o será que las nuestras son 2.0 o son sindicalistas, no sé… tendré que vigilar a las gallinas y los patos.