Una Santiaguina perdida en el Sur

Memorias de una santiaguina viviendo en el sur de Chile….   / IG @santiaguina_perdida_en_el_sur

El otro día pensaba en la relación que tienen los sureños con los animales versus a la que tenemos nosotros; ya que todo lo queremos hacer mascotas. Pensé en ello cuando mi marido le dice a mi hija mayor que quiere comprar unos chanchitos para comerlos para las fiestas… Ella se puso a llorar desconsoladamente porque los encuentra tan lindos y bonitos, y él le dice: “Ok, pero la oveja que tenemos, esa que casi mata a los pollitos y patitos ¿sí? “Ella entre lágrimas responde: “Oveja sí, chancho no” … Y ahora voy cachando que la supo hacer, nunca iba a comprar un chancho.

Comencé a pensar en todas las decisiones que hemos tomado juntos y pensé en el chancho y me dije cuanto de eso habrá sido ¿libre albedrio?

A la más chiquitita la tiene también bien engrupida que va a comer ovejita rica para las fiestas, pero el sureño de pura cepa no tiene ni un tema con eso… somos los citadinos los que nos desconectamos de la forma de alimentación que nos cuesta.

Yo cuando veo a la gallina y me imagino en el momento de convertirla en cazuela, comienza a sonar en mi mente la canción “Yo que lo crie de potrillo, clave en su pecho un cuchillo, porque el patrón lo ordena, para más en su misma entonación y veo a la gallinita mirándome con sus ojitos dinosaurios, me da pena y no hambre “.

Supongo que esa es una de las cosas raras de los santiaguinos, pensamos que la carne viene del súper y la leche en caja, pero por lo menos las niñas son 50 y 50; aunque mi marido quiere convertirlas en sureñitas 100%. El ve una vaca y te dice para cuantos da, como cortarla y se está saboreando en el bus. Cuando las vea picando leña y mirando a las vaquitas con deseos carnívoros y no como animalitos decorando el campo ¿deberé preocuparme?