Mientras Mariana cubre sus oídos con audífonos y prefiere un ambiente con pocas personas, Máximo alinea aviones de colores en el suelo y Nico desarrolla textos literarios con gran enfoque… ¿Qué tienen ellos en común? Ser parte de una condición del desarrollo, dinámica y diversa, conocida como Espectro del Autismo o Trastorno del Espectro Autista (TEA), que modifica de manera variable la interacción social, la comunicación y el lenguaje, el comportamiento y en algunos casos la modulación sensorial.
Mariana (11), Máximo (6) y Nicolás (17), junto a otros 40 niños y jóvenes y sus padres, conforman TEAbrazo Puerto Varas, organización que promueve la calidad de vida de las personas con TEA, a través de la sensibilización, el desarrollo y transferencia de herramientas de apoyo, y la generación de instancias para una plena inclusión.
Desde agosto de 2018 vienen trabajando con mucha energía en distintas líneas de acción, siempre desde la autogestión y el trabajo colaborativo con organizaciones, proyectos e instituciones públicas y privadas. Así, han logrado desarrollar talleres, charlas, encuentros, convenios, acompañamiento a colegios y familias; y la implementación (en desarrollo) de una sala sensorial para terapia ocupacional.
Si bien como familia saben del gran esfuerzo cotidiano que implica convivir y apoyar a una persona con TEA, en este andar han aprendido que lo constructivo, lo positivo y un entorno amoroso tienen siempre un buen impacto en la calidad de vida; y que vivir felices con autismo se puede, se debe y se merece. Por eso hacen una invitación a derribar mitos y barreras, interactuar amablemente con el autismo y favorecer entornos genuinamente inclusivos.
